¿Cómo se hizo...?                Castillo Wulff, Viña del Mar, Chile

 

Para esta obra se eligió un papel de acuarela GVARRO 250 g/m² de grano grueso. Medidas 50 cm x 35 cm.

 

Para empezar esbozo con lápiz, dibujo de las formas principales. La rugosidad del papel no permite definir bien los detalles, pero tampoco es necesario, lo que dará fuerza a la obra son las manchas de color.

 

Se empieza aplicando color a las áreas grandes, principalmente el cielo, con abundante agua, dejando zonas de color intenso con más pigmento y zonas más tenues.

 

El movimiento del agua en el papel funde las pinceladas, genera la degradación de color y las formas que aparentan nubosidad.

 

Se dejan manchas blancas en el cielo, algunas se generan por la propia rugosidad del papel. El contraste entre las zonas coloreadas y las zonas sin color da mayor fuerza al cielo.

 

El espacio que va a ocupar el castillo se deja seco, sin color. Es importante generar contraste entre las paredes (que quedarán con el blanco natural del papel) y el cielo. Para ello se refuerza con mayor pigmento justo por fuera del contorno del castillo. El contraste de color hará que el castillo se vea resaltado en primer término.

 

Una vez seco el cielo, se perfilan las formas del castillo Wulff, dando sombras con tonos morados suaves para no oscurecer el contraste del primer plano.

 

Ligeras manchas con morados para simular la mampostería, y trazos oscuros en azul índigo en ventanas y bajo tejados. Estos trazos se dan con caña (o con espátula), quedan iregulares debido al grano del papel, que genera zonas blancas.

 

Como ves, ni el cielo es azul, ni el mar es azul. La elección de tonos rozijos le da una atmósfera diferente, con mucha fuerza. Es un efecto buscado para apartarse de los colores clásicos.

 

 

Se continúa dando forma a las rocas de la base, oscureciendo con tonos sepia o sombra, en manchas irregulares.

 

Se aplica azul cobalto a los tejados, con mezcla puntual de azul de prusia, para generar un contraste de color con el fondo rojizo. Los tonos azules, debido al contraste con el resto de la obra, atraen el foco de atención del conjunto.

 

Lo siguiente es perfilar la linea de horizonte, y dar color al mar.

 

Para no romper la gama cromática del conjunto, se utilizan tonos morados suaves, que se transparentan con el color de la capa anterior rojiza.

 

Aunque no se aprecia con claridad, hay un degradado que se va aclarando hacia la parte baja, hecho con pinceladas horizontales con mayor cantidad de agua, que se funden unas con otras.

 

Queda aplicar zonas de sombra al mar. Bajo las rocas, y también en zonas de primer plano.

 

Son pinceladas con tonos morados, aplicados con diferente cantidad de agua, de forma irregular. Pinceladas más aguadas para que se transparenten, y más cargadas de pigmento para oscurecer.

 

Para finalizar, algunos detalles aplicados con caña o espátula: los pájaros en el cielo y las manchas en el mar, más tenues cuanto más cercanas al horizonte. Y refuerzo con tinta negra, puntualmente, en las zonas más oscuras para mejorar el contraste.

 

Y así queda, obra terminada.